
Fundada en 1843 por un obispo francés: Mons. Carlos Augusto Forbin Janson.
Monseñor Forbin estableció contacto con Paulina Jaricot en 1842, con el objeto de atraer su atención sobre las necesidades de los niños en los países de misión. Paulina alentó al obispo para que creara una obra especial, de la que quiso ser su primer miembro.
Se interesó sobre el aspecto original del proyecto del obispo Forbin: “que los niños ayuden a los niños”.
El Papa Pío XI elevó la obra a categoría de pontificia el 3 de mayo de 1922, y el 4 de diciembre de 1950, el Papa Pío XII estableció la Jornada de la Santa Infancia.
Finalidad de la Obra
Con el convencimiento que los niños de que los niños pueden ser una fuerza espiritual y social para una verdadera transformación del mundo, intenta suscitar un movimiento de niños cristianos dedicados a ayudar a otros niños.
Mantiene su genuino carácter misionero e incluye también un compromiso en la denuncia y condena de las cusas de las múltiples violencias sufridas por los niños en el mundo, aportando concretas iniciativas de ayuda.